"El joven Marx"

El momento donde empezó todo

No es que Marx vuelva siempre. Es que nunca se ha ido. “El Capital” o “El Manifiesto Comunista” se reeditaron y convirtieron en éxitos de ventas cuando, al estallar la crisis, muchos volvieron la mirada a Marx como imprescindible referencia para poder comprender el mundo actual.

Ahora la expectación levantada por una película, “El joven Marx”, vuelve a evidenciar el interés que el marxismo despierta, a pesar de que algunos han decretado numerosas veces su muerte.

“El joven Marx” -firmada por Raoul Peck, el director haitiano nominado a los Oscars por “No soy tu negro”, un documental sobre el racismo en EEUU- nos sitúa en el epicentro del mayor terremoto social de la historia de la humanidad.

Entre 1843 y 1848 Europa vive un momento convulso. El desarrollo de la Revolución Industrial pone rostro a la “nueva esclavitud asalariada” que vive un proletariado cuyo número no para de aumentar. Se está fraguando la oleada revolucionaria que en 1848 liquidará de forma definitiva el absolutismo, renqueante desde las guerras napoleónicas.

Pero sobre todo asistimos al acta de nacimiento del marxismo y del movimiento comunista, cuyas consecuencias para el futuro de la humanidad serán inmensamente mayores.

Este es el corazón de “El joven Marx”. En su presentación nos anuncia que “dos jóvenes alemanes ponen patas arriba la utopía de las organizaciones de trabajadores, cambiando sus metas y el futuro del mundo”.

Los dos jóvenes alemanes son Karl Marx y Friedrich Engels. En esos momentos dirigía todavía la lucha de los trabajadores el pensamiento de los socialistas utópicos, revolucionarios honrados pero incapaces de comprender la naturaleza del capitalismo, que llamaban a una imposible “fraternidad entre todos los hombres” y alumbraban proyectos de reforma que siempre acababan en un estrepitoso fracaso.

“El joven Marx” recoge el combate de Marx y Engels, con apenas 30 años, contra toda la gama de socialismos utópicos. Un combate del que va a salir el marxismo como socialismo científico. La clase obrera va a dotarse de una teoría que le permite comprender el capitalismo, y sobre todo estar en disposición de poder transformar el mundo para “cambiarlo de base”.

La vehemencia del joven Marx, que la película recoge, es la del que es consciente de que está dando un combate decisivo. La historia posterior de la humanidad le dará la razón.

Bajo la dirección de Marx y Engels, la Liga de los Justos se transforma en La Liga de los Comunistas. Su utópico lema -”todos los hombres son hermanos”… “¿también los burgueses y los proletarios son hermanos?” pregunta Marx para desmontarlo- se transforma en la consigna revolucionaria “Proletarios de todos los países, uníos”.

La película termina con la redacción de “El Manifiesto Comunista” por parte de Marx y Engels. La auténtica acta de fundación del marxismo, presidida por su tesis fundamental: “el motor de la historia es la lucha de clases”.

En estos decisivos cinco años -de 1843 a 1848- Marx se convierte en un fugitivo, perseguido por la burguesía europea. Obligado a exiliarse primero de Alemania y luego de Francia. Enfrentando dificultades económicas crecientes.

La película refleja también estas vicisitudes personales, que acompañan al compromiso político. Donde a Marx acompaña siempre su mujer, Jenny von Westphalen, miembro de una adinerada familia aristocrática que abandona todas las comodidades. Y junto a Engels está Mary Burns, obrera y comunista, una mujer libre, adelantada a su tiempo, que jamás quiso depender de su marido ni tener hijos.

En “El joven Marx” está el parto del marxismo. El fenómeno que mayor influencia ha tenido en la historia de la humanidad. Todo lo que ha sucedido desde entonces no puede explicarse sin tener en cuenta su enorme influencia.

Pero no es una película de historia, de hechos pasados. Los créditos finales nos hablan del rabioso presente, del estallido de la crisis, de las manifestaciones contra sus efectos en todo el planeta… Reafirmando la enorme actualidad del marxismo 170 años después de su nacimiento.

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