Incendiar el monte, ¿se puede evitar?

¿Es posible evitar en gran medida los incendios? Aquí queremos examinar algunos factores que permiten evitar o cuando menos minimizar este tipo de desastres. Requieren una decidida política de apoyo al mundo rural y son actuaciones a medio y largo plazo.

Llevamos décadas en que el aumento de incendios en los montes, amenazando incluso zonas urbanas ha sido una constante año a año. Muchas veces vemos perplejos cómo se queman amplias zonas, sobre todo en verano, con pérdidas importantes,que a veces desgraciadamente se cobran vidas humanas. Sea en España o Portugal, Grecia, California, Australia, etc.

Es evidente que las pérdidas producidas por los incendios son enormes. Los daños afectan al entorno de poblaciones rurales: ganadería, agricultura, turismo rural, etc. El ecosistema, flora y fauna, y en general a la riqueza medioambiental de comarcas enteras. No vamos a evaluar los costes provocados en el conjunto de un país que sabemos son considerables.

Hay variadas causas por los que se producen los incendios, y distintas de unas regiones a otras. Se insiste mucho en las condiciones climatológicas y la profusión de años secos, saltando las alarmes de los índices de riesgo de incendio. Entre las causas están los fuegos intencionados, negligencias o accidentes de diverso tipo y fenómenos naturales. Se sabe que en muchas ocasiones la quema deliberada va ligada a la obtención de determinados beneficios económicos, como han podido suceder con revalorizaciones de terreno, y otros. Otras veces son accidentes por pura negligencia; en este sentido van las continuas campañas de concienciación del peligro del fuego. No vamos a entrar en este tema que va ligado a un sistema de vigilancia y controles específicos.

En general es necesario potenciar y desarrollar los sistemas de vigilancia (colectiva o profesionalizada) de las zonas más expuestas así como los medios de extinción. Hoy en día se desarrollan o pueden desarrollarse mucho ambas cosas incluso bajo el apoyo de la tecnología más avanzada.

¿Es posible evitar en gran medida los incendios? Aquí queremos examinar algunos factores que permiten evitar o cuando menos minimizar este tipo de desastres. Requieren una decidida política de apoyo al mundo rural y que son actuaciones a medio y largo plazo. Vamos a plantear dos cuestiones básicas.

Medidas contra el despoblamiento rural

Si nos fijamos en la situación de La España de hace décadas, el poblamiento del campo permitía acabar pronto en muchos casos el inicio de un fuego. Pero era más importante la labor de poda y limpieza de los montes en los que se utilizaba la madera sobrante, así como una mayor eliminación de la materia seca del monte bajo. En esto intervenía la mano del hombre en la agricultura y ganadería.

Desde los años sesenta el despoblamiento de las zonas rurales en España y la emigración a núcleos urbanos ha sido, y sigue siendo, una constante. Sólo en las dos primera décadas el éxodo pasará de dos millones de trabajadores agrícolas a seiscientos mil en toda España. Es de resaltar amplias zonas de pueblos abandonados mientras que otros están en peligro de extinción.

Si se quiere el asentamiento y estabilización de la población rural es necesario apoyar políticas de desarrollo rural y esto pasa por lo siguiente:

Ayudas a la ganadería. Este es un sector en declive por la cada vez menor rentabilidad. Actualmente, debido a la insuficiencia de apoyo, la cabaña ganadera hoy en día sigue descendiendo. Este es el sector que más asienta la población en el campo por su permanencia constante. Pero en particular es muy importante la actividad de la ganadería extensiva. Es un hecho que en las zonas donde todavía persiste el pastoreo, a pesar de que muchas veces se trate de las comarcas más secas, el nivel de incendios es mucho menor.

Esta labor de ovejas, cabras, vacas,… es muy importante en la prevención de incendios. Con la utilización de las rastrojeras en la alimentación del ganado, la eliminación de las partes más secas de los pastizales y del monte bajo son bazas muy importantes.

Ayudas al desarrollo rural. Aquí podemos señalar al mismo tiempo la necesidad del apoyo de sectores agrícolas que son necesarios mantener pero que su rentabilidad es muy baja, como es el cerealístico. Particularmente es necesario recuperar y frenar la tendencia de tierras abandonas. Estas son un factor de riesgo de importancia para los incendios que como no se laborean se cubren de malas yerbas. Ponerlas en cultivo no sólo permite la creación de nuevos puestos de trabajo además de estabilizar la población rural. Junto con esto es necesario también el desarrollo de industrias agrícolas y cooperativas que permitan asentar la población en el campo.

Saneamiento de los montes

Es sabido que para evitar incendios en el monte, en zonas arboladas, es importante despejar las partes más secas. Esta es una labor de clareo, tala de árboles de forma planificada, eliminación de los restos de poda y limpieza del monte bajo. Es un trabajo costoso y, en general, inviable para un propietario particular. La extracción de madera del monte, excepto en determinadas comarcas de España, para su venta es hoy en día ruinoso.

Aunque sea costoso se necesita apoyar, ya sean tierras particulares o montes públicos la limpieza del bosque, dando prioridad a las zonas de más alto riesgo. Para ello hay que utilizar mano de obra en la poda y desbroce, así como la maquinaria especializada para la limpieza del bosque. Existen planes muy concretos y estudiados para ejecutarlos, que incluyen desde franjas despejadas a el saneamiento global del monte. Año a año se va aplazando todos estos proyectos en los que se van a anulando los fondos necesarios que han prometido desde la administración.

Solo dos palabras, porque no es el tema, para saber que la limpieza de un monte genera un volumen importante de biomasa. Tanto todos los restos de poda como madera convenientemente triturados son la materia básica para la producción de “pellet”, para su uso como combustible en calefacciones y agua caliente sustituyendo al gasoil. Aquí se necesita apoyar las industrias o cooperativas de utilización de la biomasa, instaladas en las zonas cercanas a la extracción de la materia de los bosques. Y paralelamente incentivar la instalación de este tipo de calefacciones en edificios públicos y particulares, sustituyendo a los derivados del petróleo. En alguna comarca ya se llevan a cabo estas actuaciones como es en Navarra.

También en este sentido la Administración tiene que apoyar decididamente, y no se hace convenientemente, el triturado de los restos de poda de los cultivos arbóreos. Frente a la quema de estos restos, perniciosos al medio ambiente y factor de riesgo de incendios, su incorporación a la tierra sirve de abono ecológico. Se deben ir eliminando claramente las quemas de rastrojos y de poda.

Resumiendo, estamos apuntando algunas actuaciones que son importantes. No son las únicas, pero son muy necesarias. Suponen según los casos en una inversión que puede ser de cierta importancia por parte de la Administración central y autonómica, pero hay que compararla con el coste real que supone un incendio, a veces de importancia. Sin contar lo que no es cuantificable en dinero como es la pérdida por muchos años de zonas de valor ecológico, paisajístico, etc. Y todo esto es un valor social y colectivo para el conjunto de la sociedad.

Deja una respuesta