Salida de EEUU de UNESCO

Palestina avanza, EEUU retrocede

El pasado 12 de octubre, la administración Trump anunciaba la salida de EEUU de la UNESCO. Al mismo tiempo, Israel hacía lo propio.

¿“America first” (América primero) o más bien “only Amercia first” (sólo América primero)?

La decisión, que se hará efectiva en diciembre de 2018, acentúa la línea emprendida por Donald Trump desde su llegada a la Casa Blanca, que parece empeñada en romper, rebatir y cuestionar los principales acuerdos internacionales de los que forma parte para tratar de recuperar parte del terreno perdido en el último periodo.

En esta ocasión, el detonante es la aceptación de la UNESCO de una propuesta palestina, apoyada por otros siete países árabes sobre una zona ocupada por Israel, pero el hecho es que la diplomacia norteamericana retrocede y la palestina avanza.

Mientras unos avanzan…

El detonante que ha provocado el anuncio de abandono de EEUU e Israel de la UNESCO ha sido, según el comunicado oficial –que alega mala administración y un sesgo antisemita–, la resolución presentada, en junio de este año, por la delegación palestina junto a otros 7 países árabes según la cual se reconoce “la vieja ciudad de Hebrón”, en la zona ocupada por Israel como “Patrimonio Mundial en Peligro”. Esta resolución afecta directamente a lo que se conoce como “la explanada de las mezquitas” y en ella se omite todo vínculo del judaísmo con ese lugar. Por si esto fuera poco para la diplomacia israelí, en el texto se añade una crítica a la política de Israel en los lugares sagrados y en la Cisjordania ocupada como, por ejemplo, el uso de la fuerza, el normal desarrollo de las excavaciones arqueológicas o las dificultades y restricciones que Tel Aviv impone a los fieles musulmanes para el acceso a estos lugares.

Este anuncio coincide, además, en el tiempo con un avance en la unificación de la autoridad política y en la cohesión del Estado palestino de consecuencias todavía inciertas.

Conviene repasar que, en último periodo, los avances de Palestina en el terreno de la diplomacia internacional, y e su lucha por su reconocimiento ha obtenido notables progresos.

En 2011, cuando la “Primavera Árabe” de Obama parecía haberla recluido a un segundo plano, ingresó en la UNESCO como miembro de pleno derecho.

En 2012, la Asamblea General de Naciones Unidas reconoció a Palestina como estado observador no miembro y le otorga la condición de Estado con las fronteras de 1967 (previas a la Guerra de los Seis Días). La propia organización tuvo que salir a puntualizar que esto nos significa el reconocimiento pleno, a pesar de que el 80% de los países que la componen, reconocen ya el Estado Palestino.

El 29 de septiembre de ese año, coincidiendo con una intervención del Presidente de la Autoridad Nacional Palestina, se alza, frente a la sede de la ONU, en Nueva York, la bandera palestina, decisión que se toma con 138 votos a favor, 41 abstenciones y 9 votos en contra (EEUU, Canadá, Israel, Rep. Checa, Panamá, Palaos, Micronesia, Nauru e Islas Marshall).

En abril de 2015, ingresó en la Corte Penal Internacional, el único organismo internacional dedicado, de forma permanente, a la persecución de crímenes de guerra y contra la humanidad. Esta decisión provocó el airado rechazo de EEUU e Israel que, por cierto, no han suscrito el Estatuto de Roma, texto fundacional de la Corte.

…Otros retroceden.

No es la primera vez que EEUU sale de la UNESCO, a la que aporta en torno a un 20% de su presupuesto total. Ya en 1984, Reagan sacó a su país de la organización por quejas de corrupción y una elevada influencia prosoviética. En 2003, tras los atentados del 11-S, George W. Bush regresó al Consejo Ejecutivo en medio de la primera fase de la invasión de Irak.

En junio de 2011, la Administración Obama congeló la aportación norteamericana a la organización en respuesta al reconocimiento de Palestina como estado miembro. Sin embargo siguió perteneciendo a su Consejo Ejecutivo. En 2013, se le retiró (a EEUU e Israel) el derecho a voto por el retraso de más de dos años en el pago de las cuotas.

El anuncio de Trump parece confirmar una línea de revisión a la alza que, objetivamente, no hace sino debilitar la influencia diplomática de EEUU en cada vez más foros internacionales. Desde su nombramiento, en enero de este año, EEUU, ha roto el Tratado Transpacífico, formado por 11 países; el Tratado de Libre comercio para América del Norte (EEUU con Canadá y México); se ha salido del Tratado de París (Conferencia de París sobre el clima – COP21–) formado por 195 países; ha cuestionado el acuerdo sobre armas nucleares con IRAN (JCPOA), rompiendo el pacto firmado en julio de 2015 con China, Rusia, Alemania, Francia y Reino Unido; y en su primera asistencia a una cumbre de la OTAN no tuvo el menor problema en exigir de sus socios más dinero para alianza bajo la amenaza de represalias.

En el interior, ha acabado con el Obamacare (el programa de sanidad gratuita de Obama) al anunciar que su administración dejaba de pagar las cuotas de las aseguradoras establecidas y ha derogado el DACA (Acción Diferida las los Llegados en la Infancia, lo que convierte en “ilegales” a casi un millón de menores residentes en EEUU.

Su salida anunciada de la UNESCO, no hace más que profundizar en una línea que trata de recuperar terreno perdido en el último periodo y que está llevando a EEUU al enfrentamiento, en el terreno diplomático, y a tener cada vez más frentes abiertos.

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