Derecho a la autodeterminación

Quién lo dice, cuándo lo dice y para qué lo dice

En manos de Puigdemont el derecho a decidir se transforma en su contrario, en una imposición antidemocrática contra la voluntad de la mayoría de la sociedad catalana.

Los comunistas luchamos contra cualquier tipo de opresión y defendemos todas las reivindicaciones democráticas. Combatimos la opresión nacional, como una de las formas con la que las clases dominantes imponen su dominio sobre los pueblos.

En España la oligarquía renunció a encabezar una auténtica revolución burguesas que emprendiera transformaciones democráticas y resolviera el problema de la articulación nacional. Por el contrario, la oligarquía impuso una unidad reaccionaria, cuya máxima expresión fue el franquismo, impidiendo la plena expresión de las nacionalidades y regiones.

Los comunistas de UCE defendimos ya en nuestro primer congreso, en marzo de 1978, el derecho de autodeterminación de todas las nacionalidades. Por razones democráticas, y porque consideramos que es la mejor forma de soldar la unidad, libre y voluntariamente decidida, de todo el pueblo de las nacionalidades y regiones de España.

Pero el derecho de autodeterminación no es un principio abstracto. Depende de quién y para qué lo proponga.

EEUU enarboló el derecho de Texas a autodeterminarse para robársela a México, o el de Panamá para segregarla de Colombia y apoderarse del canal. Hitler lo utilizó en 1938, teóricamente para «proteger» a la minoría alemana de Checoslovaquia «oprimida por la mayoría checa», pero en la práctica se apoderó de los Sudetes y después de todo el país, esclavizando a los checoslovacos. Más tarde, en la región de Katanga situada en el Congo, en 1960 los imperialismos belga y norteamericano promovieron, también enarbolando el derecho de autodeterminación, la secesión de esta rica región minera tras el triunfo del dirigente revolucionario Patrice Lumumba.

Cuando las grandes potencian dicen defenderlo el derecho de autodeterminación se vacía de su contenido democrático, se convierte en su contrario y ya nada tiene que ver con la libertad de los pueblos para decidir su futuro.

Quienes sigan el 1-O a Puigdemont y Mas como abanderados del “derecho a decidir” o del derecho del pueblo catalán a autodeterminarse están cometiendo algo más que un grave error.

En las manos de Puigdemont el “derecho a decidir” es solo la hoja de parra con que intentan tapar sus vergüenzas. Trafican con él a conveniencia, declarándolo proscrito durante décadas y adoptándolo como falsa bandera cuando les ha interesado.

Bajo su dirección el pueblo catalán no va a poder decidir nunca libremente su futuro. Eso solo será posible, creando las condiciones para que Cataluña pueda ser “lliure i plena” dentro de una España soberana, fortaleciendo la unidad con el conjunto del pueblo español en defensa de nuestros intereses comunes.

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