Cumbre del G-20

Edificando el nuevo desorden mundial

Tal vez no sea exacto afirmar todavía que el viejo orden mundial de la post guerra fría se ha desmoronado, pero lo cierto es que se deshilacha a ojos vista. La reciente cumbre del G-20 no es más que un claro síntoma de ello. Pero no el único.

Aunque creado años atrás como un apéndice del G-7 donde se tomaban las decisiones, la crisis de 2008 que azotó al campo imperialista capitaneado por EEUU hizo que esto cambiara y se convirtiera en el principal foro de discusión sobre la gobernación económica y política mundial.

Casi una década después, en Hamburgo se han escenificado todas las tensiones y roturas, los desencuentros y alianzas de geometría variable que empiezan a dibujar el nuevo desorden mundial que se avecina. Hasta el punto que numerosos analistas internacionales han empezado a llamarle el G-0, el grupo cero, porque no se sabe quién manda en él, si es que alguien lo hace.

De los 19 países que lo forman (más la UE como conjunto), el nuevo presidente norteamericano blande la imposición de sanciones y la retirada de tratados a 12 de ellos. Además de conflictos político-militares como el que mantiene con Europa en la OTAN o con China en el Mar del Sur, Trump amenaza con la guerra del acero y el aluminio con Brasil, Canadá, la UE, Japón, China, Alemania, y México. Canadá ya ha visto cómo se le han impuesto sanciones para defender la industria maderera de EEUU, mientras advierte con hacer lo mismo con la importación de leche. Canadá, México, Australia, y Japón han sufrido la retirada de Washington del Acuerdo de Asociación Transpacífico, y a la UE le espera lo mismo con el non nato acuerdo de libre comercio TTIP.«Una política de progresivo aislamiento que revela la creciente incapacidad de la superpotencia para ejercer el liderazgo internacional»

Una política de progresivo aislamiento y proteccionismo que revela la continua pérdida de peso y la creciente incapacidad de la superpotencia para ejercer el liderazgo internacional absoluto del que hasta ahora se reclamaba. Los dos principales mensajes dejados por Trump en Hamburgo han sido su amistosa reunión de más de dos horas con Putin tras el que se dio a conocer un alto el fuego en el suroeste de Siria y la creación de un nuevo «canal bilateral» para abordar el conflicto en Ucrania, lo que torpedea los intentos de mediación de Alemania y Francia. Y el anuncio de la firma de un acuerdo comercial con el Reino Unido post-Brexit “que será muy muy importante, un acuerdo muy potente, genial para los dos países”. Otro hachazo que hurga en el talón de Aquiles de Berlín y París.

Los más importantes medios de comunicación de todo el mundo reclaman, ante la nueva situación creada por Trump, que la canciller alemana Angela Merkel dé un paso adelante y se convierta en la nueva líder de Occidente. Pero Berlín, consciente de su escasa, por no decir nula, relevancia política y militar en el mundo y las divisiones y conflictos que enfrenta en la propia UE, se resiste con buen criterio a asumir el vacío que deja Washington, pese a las fanfarronadas y fantasías de su nuevo socio francés Macron. Mientras tanto, China busca hacer de mediador para que las tensiones no vayan a mayores y poder seguir desarrollando sin contratiempos su emergencia mundial. Putin, por su lado, va por libre y a la suya, intensificando su alianza con Pekín pero al mismo tiempo tendiendo redes para convertirse en un socio cercano a Washington a cambio de que sus intereses estratégicos en áreas de influencia que considera propias como Ucrania, Siria, el Cáucaso o Asia Central sean tenidos en consideración.

En Hamburgo, en definitiva, hemos visto un fotografía, apenas una imagen fugaz y momentánea, pero relativamente fiable, del nuevo y complejo panorama de las relaciones internacionales. Un panorama en el que no hay, o al menos no se vislumbran, bloques consolidados, sino alianzas tácticas y de geometría tan variable como cambiante. ¿Es esta la fotografía del nuevo orden multipolar que se avecina?

Aún es pronto para responder. Pues la nueva situación presenta tantos rasgos confusos, imprevisibles y variables que a día de hoy sólo es posible predecir que el nuevo orden mundial que se está gestando nacerá en medio de fuertes convulsiones y conflictos para los que los pueblos del mundo debemos prepararnos aumentando nuestra capacidad de lucha e intensificando nuestro nivel de unidad y organización.

One thought on “Edificando el nuevo desorden mundial”

  • Como decíamos en una escuela de marxismo de UCE,cuando caigan los EEUU-que ya están muy tocados- aparecerán cientos de «señores de la guerra» luchando por su coto de plusvalía…..a falta de una alternativa revolucionaria,que expresa muy bien el artículo diciendo que debemos de aumentar la capacidad de lucha,unidad y organización.Como decía aquel «un gran desorden bajo los cielos,trae un gran órden bajo los cielos»

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