Francia

Segunda sacudida para el sistema de partidos

Los resultados de la primera ronda de las elecciones legislativas francesas han terminado de agrietar el viejo modelo político bipartidista en Francia.

De confirmarse la tendencia, Macron se haría con una cómoda mayoría parlamentaria; el Frente Nacional retrocede notablemente a tercera fuerza; la Francia Insumisa de Melénchon da un definitivo sorpasso a un Partido Socialista que queda reducido a un irrelevante quinto puesto.

El terremoto político que vive Francia, que ha derrumbado un edificio bipartidista sobre el que las clases dominantes han dirigido el país las últimas décadas, sigue generando poderosas réplicas. Los resultados de la primera vuelta de las legislativas dan como claro ganador al partido recién creado en torno al presidente Emmanuel Macron, La República en marcha (LREM), que ha logrado ocupar el espacio central de la política nacional, alzándose sobre una oposición cuarteada. El macronismo ha sido la opción más votada, con el 32% de los sufragios. Si se confirma esta tendencia en la segunda vuelta, LREM conseguiría entre 390 y 430 diputados en la Asamblea Nacional, muy por encima de los 289 que marcan la mayoría absoluta. Un resultado que le daría a Macron -y la gran coalición de la burguesía monopolista francesa a la que representa- un cómodo panorama para gobernar y sacar adelante su agenda de reformas, que incluyen nuevas vueltas de tuerca en la reforma laboral y otras políticas antipopulares.

De acuerdo con las estimaciones, Los Republicanos -el tradicional partido de la derecha gaullista- recuperaría el segundo puesto con el 21% de los votos, frente al ultraderechista Frente Nacional que retrocedería al tercer puesto con el 14% de los sufregios. La izquierda rupturista de la Francia Insumisa, que lidera Jean-Luc Melénchon, con un 11% sobrepasa con mucho a un Partido Socialista -que tras gobernar con Hollande llevando adelante un programa económico entregado a los intereses monopolistas y plagado de ataques a las clases populares- se termina de desplomar a un quinto puesto y al 9% de los votos.«Sería un error pensar que detrás del resultado -favorable a Macron- hay un pueblo francés entregado al nuevo presidente. Un polvorín de rabia, descontento e indignación bulle bajo los pies del nuevo delfín del Eliseo»

Sin embargo, debido a las excelencias del reparto de diputados del sistema electoral francés, estos porcentajes de votos no se corresponderán a la proporcionalidad de los escaños, y los socialistas recuperarían un terreno parlamentario que no se corresponde con su peso popular. Los Republicanos se quedarían con entre 85 y 125 escaños, el Partido Socialista de 20 a 35, la Francia Insumisa de 11 a 21 y el Frente Nacional de 3 a 10.

Los resultados, que permitirán a Macron gobernar sin sobresaltos parlamentarios. Pero la calle es otra cosa. La primera vuelta de las legislativas ha registrado una abstención récord del 50%, algo pocas veces visto en un país altamente politizado como Francia. Sólo 16 de cada 100 franceses apoyan con su voto las políticas prometidas por Macron, un político que formó parte del núcleo duro del gobierno de Hollande. Macron es junto a Manuel Valls el principal artífice de las draconiana reforma laboral de 2016 que fue contestada con contundentes huelgas generales y movilizaciones sindicales y estudiantiles.

El descontento y la indignación de las clases populares -el sustrato que ha generado el terremoto electoral- está a flor de piel en la sociedad gala. Sería un grave error pensar que detrás de la alta abstención hay una Francia sumisa o conformista. Todo lo contrario: un polvorín de rabia bulle bajo los pies del nuevo delfín del Eliseo.

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