Cuando las piezas abatidas ya son de caza mayor

El Santander compra el Banco Popular por un euro

Con la subasta a precio de saldo del Popular se confirma el proceso de concentración y reestructuración donde incluso históricos nódulos oligárquicos son sacrificados… con el gran capital norteamericano y la UE como árbitros de la cacería.

Cuando se liquidaron las cajas de ahorros se abrió la veda para un cambio sistémico en la gran banca española. Ahora, con la liquidación del Banco Popular, hemos entrado en un periodo de caza mayor. Históricos nódulos oligárquicos, tradicionalmente a salvo de las convulsiones por la protección del Estado, son degradados. Mientras otros -ahora el Santander- se apoderan a un precio irrisorio de activos valorados en miles de millones. Detrás, dirigiendo la operación pero siempre en la sombra, encontramos al gran capital norteamericano o las instituciones de Bruselas, incrementando su control y dominio sobre España.

«Detrás, dirigiendo la operación pero siempre en la sombra, encontramos al gran capital norteamericano o las instituciones de Bruselas, incrementando su control y dominio sobre España»Por un solo euro compras activos valorados en 150.000 millones. Este es el negocio redondo que ha hecho el Santander con la adquisición del Banco Popular.

El valor en bolsa del Popular se ha desplomado un 60% en el último año, declarando pérdidas de más de 3.000 millones. Pero sus activos están valorados en más de 150.000 millones, y tiene una cuota de mercado del 17,7% en el mercado de créditos a pequeñas y medianas empresas.

Con su adquisición el Santander se convierte en el primer banco por volumen de activos, superando a CaixaBank y dejando al BBVA a una distancia sideral… Todo eso por un solo euro.

¿Cómo es posible? ¿Realmente el Popular estaba en quiebra?

La caída del Popular ha sido una operación planificada. Arrastraba una elevada exposición al ladrillo, pero otros bancos, como el Santander, han podido deshacerse de ellos sin ser molestados.

Desde hace varios años se identificó al Popular como el punto débil de la gran banca española. Y los ataques de los grandes fondos, especialmente extranjeros, se concentraron sobre él.

La entrada de capitales foráneos en su accionariado permitió tomar desde dentro la fortaleza. Colocando a Emilio Saracho, procedente de JP Morgan Chasse, el primer banco norteamericano, en la presidencia. Su gestión, lejos de proteger la entidad, ha ido dirigida, como reconoce el Financial Times, a “dejar caer la cotización como mejor baza para asegurarse un comprador”.

Liquidar el Popular es un golpe incluso mayor que la intervención de Bankia. Ha sido no solo el brazo financiero del Opus, sino sobre todo el banco de muchas grandes fortuna oligárquicas. Su subasta evidencia que nadie está ya a salvo. Joyas de la corona oligárquicas, como FCC, han sido subastadas, otros como Abengoa o OHL esperan su turno… Ahora la cacería llega hasta el mismo corazón de la gran banca española.

El Santander se ha hecho con la primera pieza de caza mayor. Queda por dilucidar quien se adjudica Bankia. Al final de la batalla, el panorama de la gran banca española, el corazón de la clase dominante, habrá sufrido un importante cambio.

Algunos medios valoran que haya sido un banco español, y no uno extranjero, el que se apropie del Popular. Este es solo un aspecto de la cuestión. El más importantes es justo el contrario: el acoso y derribo del Popular evidencia el aumento de la intervención del capital extranjero en la banca española.

Ha sido el gran capital norteamericano quien ha preparado el terreno, colocando uno de sus hombres al frente del Popular, hundiendo su valor en bolsa con un ataque coordinado desde fondos buitres mientras agencias como Moody´s rebajaban la calificación de su deuda por debajo del bono basura.«Donde está en juego el aumento del control del capital extranjero sobre nódulos de la economía nacional»

Y la ejecución le ha correspondido a Bruselas, activando por primera vez el Mecanismo Europeo de Supervisión. Las decisiones claves sobre la banca española ya no las toma el Banco de España, sino el Banco Central Europeo.

Ha sido precisamente el Santander, el banco mejor conectado con el capital norteamericano, el que se ha quedado con el Popular, asesorado en la operación por Citigroup, uno de los gigantes financieros de Wall Street.

Asistimos a un momento de restructuración en importantes nódulos oligárquicos. Donde está en juego el aumento del control del capital extranjero sobre nódulos de la economía nacional.

El resultado de esta batalla va a influir de forma importante en el futuro del país.

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