Palestina

Un paso hacia la paz y la unidad

Hamás acepta un Estado palestino en las fronteras de 1967. Un cambio de orientación que favorece la unidad de los palestinos y el avance de su lucha, y de aceptación de sus demandas en el plano internacional.

El movimiento islamista palestino Hamás acepta en principio la creación de un Estado palestino en las fronteras anteriores a la Guerra de los Seis Días de 1967 sin que ello suponga el reconocimiento del Estado de Israel. En un documento que significa un cambio de línea política respecto a su carta fundacional de 1988, y que busca la reconciliación con el resto de facciones palestinas y el reconocimiento internacional, Hamás se declara dispuesto a la creación de un estado en el territorio reconocido a los palestinos por la ONU. Un cambio de orientación que favorece la unidad de los palestinos y el avance de su lucha.

A diferencia de la OLP que gobierna Cisjordania -que desde que Yasser Arafat firmó con Issac Rabin los acuerdos de Oslo en el 93, reconoce al Estado de Israel y «la solución de los dos Estados»- Hamás, en el poder en Gaza, nunca ha renunciado a reconquistar la Palestina histórica. Pero ahora, mediante el denominado Documento Político de Renovación -con el que buscan actualizar su ideología y compromisos 30 años después de su fundación, además de acercarse a la OLP y buscar su reconocimiento político en el ámbito internacional (especialmente en Occidente, que los considera un grupo terrorista)- Hamás considera «el establecimiento de un Estado palestino plenamente soberano e independiente, con Jerusalén como capital en las líneas del 4 de junio de 1967».

Aunque el documento no reconoce al Estado de Israel en ningún lugar de la Palestina histórica, el cambio de orientación es notable, sobretodo de cara a su facción rival, la OLP. En su documento fundacional Hamás se presentaba como alternativa enfrentada a la OLP de Arafat; en el nuevo documento la organización islamista reconoce a la OLP como “marco nacional” y le pide que “reconstruya la democracia para salvaguardar los derechos palestinos”. Aunque le indica -a pocas horas de que el presidente residente Mahmud Abás se reúna en Washington con Donald Trump- que cualquier acuerdo que la OLP alcance con Israel deberá ser sometido a un referéndum, o en su defecto a la aprobación del parlamento palestino.

Otro cambio importante es que el documento insiste que Hamás está en lucha con el sionismo pero no con el judaísmo. “Hamás no combate contra los judíos porque sean judíos, sino contra los sionistas que ocupan Palestina”. La anterior carta no hacía esa distinción, por lo que Israel tachaba a Hamás de «antisemita». El documento, sin embargo es muy explícito en que independientemente de la aceptación de un Estado en las fronteras de 1967, «los refugiados y los desplazados deben regresar a los hogares de los que fueron expulsados», algo que Israel se niega a aceptar.

Es un giro en la orientación en el que han participado un gran número de dirigentes de la organización islamista, tanto del interior como del exilio, e incluso algunos prisioneros encarcelados por Israel. Y que supone un factor de acercamiento y unidad del pueblo palestino, y de aceptación y avance de sus demandas en el plano internacional.

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