España, entre Washington y Berlín

La diplomacia española de la «era Trump» ha echado a andar y, por el momento, Rajoy parece haber decidido mover las piezas con cautela, manteniendo un delicado equilibrio entre los dos centros de poder que marcan en la actualidad la pauta de la política española: Washington y Berlín. La semana pasada, casi de forma simultánea, la ministra de Defensa, Cospedal, viajaba a EEUU, mientras el ministro de Exteriores, Dastís, lo hacía a Berlín.

El pasado 27 de marzo, se producía un anuncio sorprendente: en el curso de su primer encuentro en Berlín, los ministros de Exteriores de España y Alemania, Alfonso Dastis y Sigmar Gabriel, anunciaron su intención de viajar juntos a México próximamente para estrechar lazos bilaterales y mejorar las relaciones comerciales. Es la primera vez en la historia reciente que se produce un hecho así.

Alfonso Dastis subrayó además en el curso de la rueda de prensa posterior al encientro que la iniciativa hispano-alemana podría no limitarse a México en particular y que el objetivo es incluir en este diálogo a toda América Latina. «Nosotros hemos defendido que América Latina comparte valores e intereses con la UE», indicó Dastis, quien destacó que ambas regiones deben «trabajar juntas en la escena internacional para hacer frente a diferentes desafíos». Y a este respecto, apuntó que la visita podría servir como señal de la defensa conjunta de ambas regiones del «comercio libre y justo» y de «una política de inmigración que no sea discriminatoria».

Por su parte, el ministro alemán de Exteriores señaló que la idea ha surgido en cierta medida a raíz del programa de gobierno del nuevo presidente de Estados Unidos, Donald Trump.

Dastis concluyó subrayando nuevamente que la iniciativa hispano-alemana no tiene por qué limitarse a México y que el objetivo es incluir en este diálogo a toda América Latina, así como ver que otros destinos serían posibles, entre los que citó África.

Pocos días antes de este encuentro, en el que la diplomacia española lanzaba este mensaje de entendimiento (y de vasallaje) a Berlín (apenas unos días después del sonoro desencuentro entre Trump y Merkel en la Casa Blanca), la ministra de Defensa española, María Dolores de Cospedal había viajado a Washington para mantener una reunión con el nuevo secretario de Defensa de EEUU, el general James Mattis, para abordar «cuestiones bilaterales». Cospedal y su homólogo estadounidense ya habían establecido un contacto el pasado mes de febrero, durante la cumbre de la OTAN celebrada en Bruselas, en el que se acordó, a petición estadounidense, celebrar un encuentro al más alto nivel.

De la reunión entre Mattis y Cospedal apenas ha trascendido nada, excepto el compromiso de la ministra de Defenca española de aumentar el gasto militar español hasta un 2% del PIB, en sintonía con la que viene siendo la demanda más reiterada de la nueva administración Trump desde su llegada a la Casa Blanca: que los aliados de EEUU deben incrementar sus gastos militares y que Europa debe pagar en definitiva su defensa.

No obstante, es obvio que ese no fue el único punto de la reunión. De hecho, ese anuncio ya había sido realizado por la propia Cospedal tras la reunión de la OTAN en febrero. El interés y la prioridad dada por EEUU a la reunión con España se inscribe, sin duda, en el marco de la especial relación militar de EEUU con España, relación que se ha ido reforzando a lo largo de los mandatos de Aznar, Zapatero y Rajoy, y que ha supuesto un salto cualitativo en el papel de España en el dispositivo militar global de EEUU. En efecto, desde el comienzo del nuevo milenio, España juega un papel cada vez más relevante en el esquema militar de EEUU: Rota ha pasado a ser el corazón del nuevo sistema de despliegue de la defensa antimisiles de EEUU, y Morón se ha convertido de facto en la base desde la que EEUU vigila y coordina cualquier posible intervención militar en el norte de África. No son las «únicas» tareas reservadas a España, pero ellas solas ya representan una muestra suficiente del reforzado papel estragético de nuestro país en el despliegue militar USA.

Ahora que EEUU está revisando la relación militar de EEUU con Europa, y que se avecinan sin duda tensiones entre uno y otro lado del Atlántico, la nueva administración americana parece querer lanzar un mensaje de que esos cambios no pueden alterar la relación especial y privilegiada con España. Haya los cambios que haya en la relación militar de EEUU con la UE o en el interior de la OTAN, ello no debe poner en peligro sus acuerdos específicos con España.

Por otro lado, no es descabellado pensar que, ahora que el Reino Unido, tras el Brexit, ya no podrá seguir jugando el papel de «caballo de Troya» de EEUU en Europa, España se proponga de un modo u otro para jugar ese papel. No solo manteniendo informado a Washington de los planes de la Unión, sino también frenando en lo posible la construcción del pilar de defensa europeo, tarea que de forma efectiva realizó Gran Bretaña durante décadas. Sin el Reino Unido dentro, EEUU necesita ojos y oídos para saber todo lo que se cuece en Europa en el plano militar, y por supuesto necesita disponer de instrumentos para frenar algo de lo que ya se ha comenzado a hablar abiertamente tras el Brexit y la llegada de Trump: la construcción de un sistema europeo de Defensa.

En todo caso, el Gobierno español no ha querido, por el momento, mostrar una actitud de alineamiento unilateral y total con EEUU. De ahí que pocos días después de este encuentro «militar», el ministro de Exteriores español viajara a Berlín y anunciara sorpresivamente esa insólita alianza diplomática con Alemania, que parece diseñada casi para manifestar un desacuerdo rotundo con la política de Trump. Viajar juntos a México (el país señalado especiamente por Trump, y con el que quiere levantar un muro prácticamente infranqueable) y hacerlo para establecer una alianza contra «el proteccionismo» (otra bandera de Trump) y en favor de la inmigración (contra el veto de Trump), es sin duda un alineamiento descarado con Berlin en todo aquello que ahora mismo enfrenta y divide a Alemania de la nueva administración americana.

¿Qué alcance puede tener realmente esta política de ponerle una vela al Diablo y otra a la Purísima Concepción? ¿Qué ocurrirá si las tensiones entre Berlín y Washington suben de tono y adquieren cierto antagonismo? Mostrar plena sumisióm a EEUU en el terreno militar y, a la vez, someterse a los dictados de Berlín en lo diplomático, es un juego bastante peligroso y que puede tener serias consecuencias importantes si la situación, como es previsible, se complica. Servir a dos amos que están en conflicto puede acarrear una verdadera perdición. A menos que Rajoy sea un verdadero mago.

One thought on “España, entre Washington y Berlín”

  • sargento arensivia el james bond de barbate dice:

    «Por otro lado, no es descabellado pensar que, ahora que el Reino Unido, tras el Brexit, ya no podrá seguir jugando el papel de «caballo de Troya» de EEUU en Europa, España se proponga de un modo u otro para jugar ese papel.»…..no,si ahora vamos a hacer películas de James Bond en «typical spanish» con el legionario y la cabra……»el ministro de Exteriores español viajara a Berlín y anunciara sorpresivamente esa insólita alianza diplomática con Alemania, que parece diseñada casi para manifestar un desacuerdo rotundo con la política de Trump. Viajar juntos a México (el país señalado especiamente por Trump, y con el que quiere levantar un muro prácticamente infranqueable) y hacerlo para establecer una alianza contra «el proteccionismo» (otra bandera de Trump) y en favor de la inmigración (contra el veto de Trump), es sin duda un alineamiento descarado con Berlin en todo aquello que ahora mismo enfrenta y divide a Alemania de la nueva administración americana.»………..¿La Cospe ahora pasará a defender a Maduro y a Venezuela?huy,huy,ésta está de psicólogo

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