Gestación subrogada

Mujeres «horno»

La ambigüedad de las fuerzas políticas ante la gestación subrogada ha sido duramente criticada desde muchos sectores que lo consideran una nueva forma de explotación.

La Asamblea de Madrid rechazó la Proposición No de Ley sobre gestación subrogada presentada por Ciudadanos. La propuesta ha abierto un debate entre las distintas fuerzas políticas y sociales. Pero la ambigüedad de las fuerzas políticas ha sido duramente criticada desde muchos sectores que consideran la gestación subrogada una nueva forma de explotación.

La gestación subrogada era hasta ahora un practica muy invisible en España pero ¿Qué es exactamente?

Las asociaciones que defienden el uso de esta práctica, como Son Nuestros Hijos (SNH) o Asociación por la Gestación Subrogada en España (AGSE) definen la gestación subrogada como una técnica de reproducción asistida en la que una mujer gesta un embrión fecundado in vitro o inseminado artificialmente. Media un contrato por el cual cuando la gestante de a luz el niño será entregado a una pareja tras una transacción de dinero renunciando la mujer a cualquier derecho filial sobre el el niño. Conocido vulgarmente como “vientres de alquiler” o “mujeres horno” la polémica viene ya de su propia definición al equipararla con otras técnicas de reproducción asistida como la donación de óvulos. Tal definición considera la gestación como una técnica, reduciendo un proceso vital como es la experiencia del embarazo a un proceso puramente físico. Se consideran los vínculos genéticos más importantes que los biológicos concibiéndose el embarazo como un acto de punto y final, y no como un proceso en el que se sufren transformaciones físicas y emocionales. La mujer gestante se vuelve invisible y se compromete cuando firma el contrato a reprimir cualquier sentimiento hacia el niño que engendra. Los vínculos emocionales y psicológicos hacia el niño que está gestando la mujer son alienados. En algunos casos en que los niños han sido devueltos por los padres legales el Estado se convierte en el tutor legal del niño sin posibilidad de que la mujer gestante pueda reclamar ningún derecho sobre el niño.

Aunque se vende como una practica altruista tras el eufemismo de la subrogación hay un gigantesco negocio económico. Aunque las cifras son muy opacas el precio del alquiler del útero puede oscilar entre los 45.000 ó 60.000 euros que se reparten las principales clínicas, los intermediarios y las mafias. Igual que sólo los pobres venden sus órganos, sólo las mujeres más pobres se someten a esta práctica que len dejará importantes secuelas físicas y emocionales. Una visión dulcificada que esconde las cifras de este nuevo nicho de negocio que convierte la vida en una mercancía.«Existe un mercado internacional que presiona por su regulación»

En nuestro país la gestación subrogada es ilegal. Aunque esta práctica está prohibida en España la ley contempla la inscripción en el Registro Civil de niños fruto de esta técnica siempre que el procedimiento se haya llevado a cabo en un país en el que dicha técnica esté regulada. Un resquicio legal que supone una legalización de facto de esta práctica. La gestación subrogada es ilegal en la mayoría de países.En EEUU, sin embargo, es una practica legal, en Brasil está permitido, pero sólo entre familiares; en Canadá se realiza en la sanidad pública en su modalidad “altruista por compensación”. Otros países en los que existen legislaciones favorables son: México, Holanda, Grecia, Bélgica, Israel, Dinamarca y Australia.

Existen en países como India y Nigeria “granjas de mujeres” donde las mujeres se convierten en verdaderas incubadoras. Sólo en Nigeria se han descubierto, al menos 20 fábricas de niños. Las mujeres son secuestradas, segregadas, violadas y esclavizadas para proveer hijos a parejas ricas extranjeras, ser prostituidos o para la venta de órganos. Existe un mercado internacional que presiona por su regulación y que se alimenta de la pobreza de las mujeres.

Para la FADSP (Federación de Asociaciones en Defensa de la Sanidad Pública): “Los derechos sexuales y reproductivos fueron reconocidos por la Conferencia de El Cairo de Naciones Unidas como parte integrante de los derechos humanos, lo que incluye el derecho a decidir sobre la reproducción sin sufrir discriminación, coacción o violencia de ningún tipo. Poner el cuerpo de las mujeres como cualquier otro producto a disposición del mercado capitalista, afecta a los derechos humanos de las mujeres y lesiona gravemente su autonomía y la capacidad de control sobre su propio cuerpo, cuando su salud se pone al servicio de otros. Los derechos humanos no pueden ser materia de compraventa”.«La libre elección es un mito»

Las fuerzas políticas progresistas de nuestro país declaran que “hay que abrir el debate” y se unifican en la necesidad de proteger los derechos de la mujer gestante y regular la actividad para cerrar la actividad de las empresas low cost (eufemismo de mafia). Frente a las aterradoras granjas de mujeres de Nigeria se levanta la bandera a favor de la regularización de esta practica en nuestro país de la libre elección de la mujer. Pero no es verdad, se esquiva el verdadero debate. La libre elección es un mito, nadie somos verdaderamente autónomos para decidir. Es la necesidad económica la que conduce a las mujeres a alquilar su útero. La tan cacareada “libertad” de la mujer gestante se consuma y finaliza en el acto de firmar un contrato, porque con la firma del contrato de subrogación la mujer renuncia prácticamente a todo.

Este es un debate que se aborda exclusivamente desde los deseos individuales de paternidad/maternidad al margen de las contradicciones de clase de nuestra sociedad. Una visión totalmente falsa e interesada de esta práctica que cosifica el cuerpo de la mujer y mercantiliza el deseo de ser padres. El capitalismo nos ha dado la «libertad» de vender nuestra fuerza de trabajo y ahora también podemos alquilar también nuestro útero.

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