Cataluña

¿Vuelta a la «pantalla de referéndum»?

En un nuevo giro en el proceso soberanista que vive Cataluña, el president de la Generalitat, Carles Puigdemont, cambia la «secesión exprés» y unilateral anunciada por un nuevo intento de alcanzar un referéndum pactado con el Estado.

No se trata de una nueva “maniobra táctica” de los Mas y Puigdemont, sino de una necesidad para intentar sortear el creciente rechazo social a sus planes de fragmentación que existe en la sociedad catalana.

Anunciaban una ruptura unilateral a la que ya habián puesto fecha -septiembre de 2017- para su ejecución. Pero ahora, los Mas y Puigdemont presentan como un éxito el retorno a la «pantalla de la exigencia de un referéndum» que ya daban como superada.

Es el resultado de la «cumbre soberanista» donde el presidente catalán, Carles Puigdemont, anunció la constitución del Pacto Nacional por el Referéndum, presentando una campaña en España y el extranjero para recoger adhesiones a un manifiesto a favor de una consulta de independencia acordada con el Estado.

El acuerdo se alcanzó tras una cumbre de partidos, sindicatos y entidades soberanistas. La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, celebró que se recupere la idea del referéndum pero pidió no tener “prisa” para no causar frustración y avisó que sería «legítimo» hacer otro 9-N pero que eso no sería un referéndum.

La cumbre, que se celebró en el Parlament durante casi tres horas, reunió a 83 personas: representantes de instituciones, entidades y partidos independentistas y otros soberanistas, como Catalunya Sí que es Pot, representados por Ada Colau, alcaldesa de Barcelona. Puigdemont propuso la convocatoria con el objetivo de atraerse a los comunes,el nombre con el que se conoce a los miembros de distintas formaciones de izquierda que están preparando la constitución de un nuevo partido, y que son partidarios del referéndum pero sin decantarse por la independencia.

El president de la Generalitat, Carles Puigdemont, aparcó en su intervención la vía unilateral y recalcó que la campaña, sin impulso del Gobierno, nace con la voluntad de celebrar el referéndum “de manera acordada con el Estado”.

El jefe del Gobierno catalán hizo un juego de equilibrios para lograr el apoyo de los comunes: el cónclave no abordó la resolución independentista pactada entre Junts pel Sí y la CUP en favor de hacer un referéndum como muy tarde en septiembre de 2017. El plan es en genérico y por eso atrajo a las formaciones lideradas por Colau, satisfechas de que se recupere la idea del referéndum cuando los independentistas decían que ya era “una pantalla pasada”.

No estamos ante una nueva ofensiva de los Mas y Puigdemont, sino ante el reconocimiento de su fracaso. No pueden imponer la ruptura unilateral con la que llevan meses amenazando. Principalmente porque en el seno de la sociedad catalana crece el rechazo a la política de recortes y fragmentación impulsada en los últimos años.

Ahora intentan esconder su derrota sembrando nuevamente la confusión. Atrayendo a En Comú Podem a un “frente por el referéndum” encabezado por Puigdemont. Camuflando así bajo banderas “progresistas” a quien ha sido el principal ejecutor de los recortes en Cataluña.

No se podrá resolver la herida contra la unidad en Cataluña desde una negociación entre el gobierno de Rajoy y la Generalitat de Puigdemont. Debe venir de una respuesta desde la mayoría progresista, que una a la defensa de la unidad el combate a los recortes que ejecutan Rajoy desde Madrid y Puigdemont desde Barcelona.

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