Bosal lucha contra la liquidación

De la Reconversión a la liquidación

Contra la liquidación industrial siguen luchando los trabajadores de Bosal, la multinacional belga que cerró en enero de 2015, despidiendo a 222 operarios que no recibieron indemnizaciones. Los trabajadores de Bosal y su Comité de Empresa han vuelto a instalar un campamento permanente a las puertas de la fábrica. Intensificarán la lucha social y su actividad para que se reabra la planta 47.

El desmantelamiento del tejido industrial de Sagunto y Morvedre va en aumento. La situación del sector metalúrgico ligado a la industria de automoción, un conflicto presente desde el cierre de Altos Hornos, hace ya tres décadas, no puede ser más dramática: hay millones de metros cuadrados de suelo industrial vacío, decenas de empresas gestionadas por un ERE, bajo reducción de plantilla o en concurso de acreedores, plantas que siguen cerrándose y cientos de trabajadores que se han ido a la calle.

En 2014 se cerraron Galmed y Prosidmed. Se han ejecutado ERES en AGC, Tumesa y Pilkington. ArcelorMittal sufre una reducción de plantilla. Thyssen y Ros Casares viven tensiones internas por la disputa del control de la compañía y también están en concurso de acreedores. Con todo, ha habido numerosas manifestaciones y movilizaciones y un pulso mantenido con la administración –ayuntamiento, Corts e incluso el Gobierno Central- del que no se han obtenido más que promesas incumplidas, reflejo de una incuestionada sumisión al capital extranjero y a los grandes bancos, a los monopolios y a las multinacionales.

«Bosal ha abierto una fábrica en Europa del Este. Allí fabrica más barato y aquí sigue vendiendo»Los antecedentes de la desmantelación del tejido industrial en la región hay que situarlos en la época de la Reconversión Industrial de 1984, durante la primera legislatura del PSOE. Largas negociaciones dieron lugar al Pacto Tripartito sobre el Acuerdo Nacional de Empleo que firmó Felipe González con el beneplácito de la Patronal y UGT. Sin embargo, no fue una cuestión puramente legalista, sino de naturaleza servil. Obedeció al más absoluto plegamiento por parte del Gobierno socialista hacia los dictados de la Comunidad Económica Europea, que fueron favoreciendo la intervención exterior sobre España a través de la puesta en venta de empresas altamente rentables ubicadas en sectores productivos estratégicos, fundamentalmente de la industria siderúrgica.

Mucho después, continúa sin haber la más mínima voluntad política por reindustrializar la zona. El interés por construir el mayor polígono industrial, el Park Sagunt, un proyecto que promovió Zaplana para abrir más de 25.000 puestos de trabajo, han sido palabras que se ha llevado el viento. Ahora mismo está paralizado. Solo acoge tres empresas y cien trabajadores y su infraestructura y servicios son deficitarios. Teniendo en cuenta que en las relaciones intermonopolistas la competencia genera prácticas como la deslocalización, algo habitual en las multinacionales del sector, una empresa de este tipo jamás cuestionará como único objetivo conseguir el máximo beneficio, aunque perjudique a los trabajadores o los explote con salarios de miseria. Por eso, Bosal ha abierto una fábrica en Europa del Este. Allí fabrica más barato y aquí sigue vendiendo.

Sin embargo, el Comité de Empresa de Bosal y todos sus trabajadores han persistido en las luchas unitarias para reclamar la reapertura de la planta 47. El 29M movilizó en Madrid a cientos de compañeros de diversas empresas: Rivamadrid, Bankia, Coca-Cola, Movistar, Telemadrid, Panrico, Correos, Madrid Rio, Phonehouse, Everest y a varios sindicatos y plataformas sociales. Hace poco volvieron a montar el campamento permanente que meses antes habían plantado a las puertas de la empresa, y persistiendo en buscar el apoyo de todo el pueblo de Sagunto y la solidaridad con todos los sectores en lucha, demostrando así su voluntad de lucha.

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