Galmed y Bosal echan el cierre dejando en la calle a cientos de trabajadores en Sagunto

De la Reconversión a la liquidación

En contra del cierre de Bosal «fabricante de tubos de escape- se manifestaron el 22 de enero, 4.500 personas, entre ciudadanos, trabajadores y colectivos sociales y polí­ticos. Los comercios no abrieron como muestra de solidaridad. Se leyó un comunicado apoyando que la industria es el principal motor de la economí­a de Sagunto y de la comarca y alertando de que junto a Bosal perviven realidades muy dolorosas, como la situación de desamparo que sufren los comercios locales y otras empresas afines. Se pidió la unión de «todos» para lograr que se declare el Camp de Morvedre zona de reindustrialización.

Galmed, del grupo Tyssen, cerró en 2014. Trabajaban 165 asalariados. Contando con el personal de empresas proveedoras, unas mil personas. El representante del Comité de empresa, declaró que fue una maniobra política para proveer a los clientes desde Alemania y ahorrarse 500 millones. Además, la opción de compra por parte de Arcelormittal no se materializó porque TyssenKrup no quería perder carga de trabajo frente a sus competidores.

El hundimiento del sector metalúrgico en la Comarca de Camp de Morvedre y Sagunto, consecuencia de la Reconversión Industrial de Felipe González en los 80, retrata fielmente la verdadera naturaleza de un gobierno vendepatrias que entregó sectores productivos estratégicos como condición para la entrada en el Mercado Común. Cerró instalaciones, vendió al capital extranjero y a precio de saldo empresas que producían beneficios, reguló el empleo temporal, despidos definitivos y prejubilaciones. La decisión política de someterse a los dictados de la CEE, tuvo consecuencias nefastas para España, porque aceleró su degradación y la pérdida de soberanía en Europa y generó una economía basada fundamentalmente en el turismo y el sector servicios.

A pesar de las numerosas movilizaciones y reuniones políticas, el Consell y la Administración, continúan plegados a las imposiciones de la banca, los monopolios y las multinacionales

Hace ya tres décadas del desmantelamiento de Altos Hornos del Mediterráneo (AHM). Aunque facturó 28.323 millones y empleó a 3.332 personas, en el 84 cesó su actividad tras numerosas huelgas y protestas. La lucha persistente permitió ganar batallas parciales y conseguir un acuerdo para llevar a cabo prejubilaciones, además de la promesa de construir nuevas plantas. Pero hoy estamos asistiendo a un nuevo proceso de liquidación y destrucción del tejido industrial de Sagunto, en el que se han cerrado GALMED y BOSAL; también PROSIDMED; TYSSEN-ROS CASARES se encuentra en concurso de acreedores; AGC y TUMESA presentan graves dificultades; y ARCELOR vive momentos dramáticos, con una reducción de plantilla de 110 trabajadores.«Hoy, con los cierres de Galmed, Bosal y otras empresas, estamos asistiendo a un nuevo proceso de liquidación y destrucción del tejido industrial de Sagunto»

Frente a la explotación monopolista, la redistribución de la riqueza

La industria de Sagunto concentra monopolios que controlan el mercado, la mayoría de capital extranjero. Los monopolios sólo defienden sus intereses y buscan la máxima ganancia, aunque sea a costa de salarios de miseria o de dejar en la calle a miles de trabajadores y de empobrecer a sus familias. La competencia monopolista desplaza la producción de unas plantas a otras, asfixiando al resto de empresas y provocando su cierre. Las Pymes locales del metal, obligadas a pagar el triple de impuestos, no pueden competir con los privilegios de las multinacionales que se benefician de exenciones fiscales y subvenciones del Estado. Y todo ello amparado por la legalidad: “hecha la ley, hecha la trampa”.

Contra las imposiciones de la banca y los monopolios, hay que tomar medidas para que las multinacionales no puedan cerrar impunemente sus plantas rentables (como la devolución de todas las ayudas públicas o la nacionalización), se debe acaban con los privilegios fiscales y aplicar una reforma fiscal progresiva para que bancos, monopolios y multinacionales tributen un 50% de sus beneficios; o crear una banca pública con el dinero de los bancos rescatados, al servicio de la inversión productiva, las Pymes y familias. Sí se puede, a través de la unidad de una mayoría popular que luche, día a día, por acumular fuerzas y extender esta conciencia.

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