De cómo arruinar para malvender la EMT de Madrid

La EMT en la diana

Lo difí­cil ya estaba hecho, conseguir que una empresa modelo en muchos aspectos (servicio a la ciudadaní­a, mejoras en los criterios medio-ambientales, empleo estable y ¡rentable!) pasara en apenas un año a tener un déficit de 9 millones de euros. Desde 1947 EMT junto con Metro ha conseguido ser uno de los valores de esta ciudad, el trasporte público, y que por su volumen, más de 2.000 autobuses, 215 lí­neas y más de 8.000 trabajadores concentra en una sola ciudad una de las mayores empresas de trasporte de España.

En el arranque de 2014 Ana Botella ha dado un paso más con la absorción de Madrid Movilidad (el servicio de grúa municipal) para formar la Empresa Municipal de Movilidad y Transporte, EMMT, con lo que eso significa de diferentes convenios, distintos servicios, diferentes infraestructuras… Pero sobre todo por el peligro de ahondar el “desequilibrio presupuestario” que puede amenazar, amparados en la reforma de la Ley de Administración Local aprobada en el último Consejo de Ministros de 2013, la supervivencia de la empresa en caso de ser deficitaria.

 

Un camino planificado

Pero ¿cómo conseguir que una empresa que aumenta sus viajeros y su clientela a pesar de tener el billete un 30% más caro que hace 2 años, una empresa con beneficios hasta hace tres años pase a tener pérdidas, y pase de perdidas mínimas (140.000 en 2012) a ¡9 millones! en 2013?

En primer lugar, eliminando cualquier tipo de supervisión de las cuentas y de los ámbitos de control de las decisiones sobre las inversiones, es decir ni la Asamblea de Madrid ni el Comité de Empresa han tenido capacidad de reconducir la funesta gestión de una junta directiva plagada de serviles familiares o arribistas políticos traídos directamente por la dirección municipal o regional  del PP.  Y además no sale gratis, este desembarco ha supuesto un aumento en la dirección de 66 directivos en 2005 a 170 en 2012, lo que ha supuesto un gasto extra de 6 millones de euros, según datos de UGT.

Segundo, una pésima gestión que va desde compras injustificadas de vehículos prototipos que además de ser carísimos (8 millones en 23 vehículos desde 2011) al ser prototipos aumentan el tiempo de inmovilización por averías, hasta la constante externalización de los trabajos de taller que al tiempo que aumenta su plantilla y mejoran sus instalaciones desciende el volumen de trabajo, como el hecho de no realizar en sus talleres la trasformación de los vehículos Euro3 a Euro5, menos contaminantes como exige la normativa europea.

Tercero, el ayuntamiento gestiona pero no asume las pérdidas que se puedan generar por su gestión, por ejemplo aceptar un precio de referencia de lo que abona el Consorcio de trasporte de Madrid por viajero inferior a lo que se le abona a las empresas de trasporte interurbano de propiedad privada. Y lo más sangrante,  haberse comportado tan torpemente, casi de manera delictiva en la venta de los terrenos de las antiguas cocheras de Carabanche,l que de tener comprador por 75 millones una suma de despropósitos frustró la operación y a día de hoy, varios años después, sigue sin subastarse, la última oferta fue de15 millones en noviembre y quedó desierta. A ningún trabajador se le permite un descuadre en la recaudación y sin embargo el Ayuntamiento y la junta directiva no responden de nada.

Y cuarto, buscar un culpable que tape todo lo demás y ese es Publisistemas, la empresa externa a la que se cedió la explotación de la publicidad en marquesinas y autobuses, que reportó unos ingresos a la EMT de 8 millones en 2009, 5 en 2010, 6 en 2011 y 0 en 2012, por que presentó concurso de acreedores. ¿Cómo es posible que no haya ningún control sobre una empresa a la que has entregado un volumen tan importante de tu negocio? Visto lo visto que se cierre el año con “sólo” 9 millones de déficit es casi un milagro.«El capital extranjero se frota las manos ante las nuevas posibilidades de negocio que se le abren con la privatización del transporte público»

Un milagro que no evita el avance hacia la previsible privatización del transporte público madrileño, modelo que seguro se está aplicando en otras partes de España, mientras el capital extranjero se frota las manos ante las nuevas posibilidades de negocio que se les abren. ¿Es esta la gestión modélica de la que hacen gala Montoro y De Guindos?

 

Trabajadores y ciudadanos en pie de guerra

Pero desde luego no lo van a tener fácil. Si algún colectivo ha sido especialmente consecuente y combativo, ese ha sido el trasporte de viajeros de Madrid que, alentado además por el éxito de la huelga de limpieza urbana y la solidaridad de todos los sectores municipales y no municipales afectados por las medidas del gobierno nacional o local, augura una dura lucha por la defensa del trabajo y del salario, uniendo la defensa del transporte público a la lucha por el nuevo convenio, en el que la empresa quiere imponer una rebaja salarial del 7,5%, para que sean los trabajadores los que asuman las perdidas, y un plan de viabilidad, o de futuro, o sea la aplicación de un ERE.

Frente a eso los trabajadores, en una de las mayores asambleas de trabajadores que se recuerdan, han apoyado la propuesta del Comité de Empresa que rechaza cualquier rebaja salarial y ERE. Una posición clave de unidad y firmeza antes de cualquier negociación que rompe una dinámica en que las asambleas se hacían “después de…”

Pero no sólo los trabajadores, ya se ha constituido la Plataforma Madrid por el Transporte Público para alentar la participación ciudadana en su defensa. Como están demostrando otras luchas como las de Educación o Sanidad, la participación ciudadana es vital y se ha convertido en un aliado duro de roer para los voceros de que lo público y deficitario son sinónimos. Trabajadores y ciudadanos unidos, un muro difícil de derribar.

 

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