La Troika impone la censura sobre el colapso social de Grecia (2)

El sistema polí­tico se derrumba y el enfrentamiento se hace inevitable

Estas nuevas formas de organización, aunque todaví­a no coordinadas y dispersas, contribuyen objetivamente a la construcción de una amplia corriente popular con el objetivo de derrocar el viejo sistema polí­tico. Una corriente, aún en formación, que no limita sus objetivos al derrocamiento del gobierno, sino que reclama una forma de salir de la catastrófica crisis a través de la reconstrucción productiva del paí­s y la búsqueda de profundos cambios polí­ticos, económicos y sociales.

Por último, pero no menos importante, estas nuevas formas de auto-organización de la gente han hecho suya la causa de que las masas puedan sobrevivir con dignidad al ataque masivo a sus condiciones de vida que están sufriendo por los dictados de la Troika, y así contribuir de manera decisiva al mantenimiento de su espíritu y capacidad de lucha.El movimiento de solidaridad socialTodas estas características diferencian a este movimiento de la «tradicional» caridad que, no importa si sincera o no, sólo conduce a la pasividad y la no participación en la lucha. Syriza, la coalición de la izquierda antihegemonista que ha irrumpido como la segunda fuerza política del país en las pasadas elecciones, participa activamente en este movimiento de solidaridad social, esforzándose a fin de profundizar estas características y, por lo tanto, acelerar su transformación para convertirlo en uno de los componentes principales de una amplia corriente política para el cambio radical. Algunas de las formas de solidaridad social más reseñables que ahora mismo se desarrollan de manera cada vez más extensa y acelerada en Grecia son:La creación en los barrios populares de clínicas y farmacias sociales, que ofrecen tratamiento médico y dispensan medicinas gratuitamente a los sectores más pobres de la población, gracias al trabajo voluntario del personal médico y paramédico, así como a las donaciones de infraestructura y materiales de los ciudadanos, los municipios con alcaldes progresistas, etc«En los barrios populares se crean clínicas y farmacias sociales» Estructuras de clases auxiliares después de la escuela, dirigidas a los niños y jóvenes con más dificultades en su formación educativa y cuyas familias no disponen de medios para reforzar el trabajo de la escuela. Clases auxiliares que se imparten gratuita y desinteresadamente mediante el trabajo voluntario de los maestros al acabar su jornada de trabajo.Mercados de productos agrícolas que se venden a precios bajos directamente desde los campesinos-productores a los consumidores de las zonas urbanas, sin pasar por los «intermediarios» del mercado, lo que permite una doble ganancia. A los agricultores porque cobran más por sus productos que los precios de miseria que les pagan las grandes distribuidoras que monopolizan el mercado. A los consumidores porque obtienen los mismos productos a un precio varias veces inferior al que se vende en los supermercados. Al tiempo, esas mismas organizaciones y cooperativas de campesinos ofrecen de forma totalmente gratuita un porcentaje de sus productos (en función de la cantidad total que hayan vendido ese día en el mercado directo al consumidor) a las iniciativas de solidaridad local de cada pueblo, barrio o ciudad para su distribución gratuita entre las familias más necesitadas.La apertura de las llamadas “tiendas sociales” y otras estructuras de distribución de alimentos para ciudadanos desempleados y sin hogar. Tiendas cuyas existencias se nutren de las aportaciones desinteresadas de todo tipo por parte de las iniciativas populares, de los municipios, de las pequeñas y medianas empresas, etc.Mientras los grandes medios de comunicación europeos sólo resaltan los episodios puntuales de violencia –normalmente protagonizados por pequeños y oscuros grupúsculos al margen del movimiento de masas y su lucha– o el reparto de comida gratuita por parte del partido nazi Amanecer Dorado entre los más necesitados, no dicen sin embargo ni una sola palabra del movimiento de solidaridad social interclasista –pues en él participan todos los sectores populares, desde los trabajadores con empleo hasta los campesinos, desde los funcionarios hasta los pequeños y medianos empresarios locales –que, ligado con el movimiento de masas en ascenso, se extiende por todo el país.«En Grecia se están violando los últimos vestigios formales de la democracia» Un movimiento social, que además de su componente humanitario y de solidaridad tiene también una vertiente política y está ligado estrechamente a las luchas de todo el pueblo y a las fuerzas políticas y sociales revolucionarias que luchan por acabar con un régimen político absolutamente vendido al FMI y Berlín y con una clase política vendepatrias e hípercorrupta.

Implicaciones geopolíticasPero existen también otros aspectos del drama griego, que revierten igual importancia que la crisis humanitaria. Y que de hecho, forman parte sustancial del programa con el que Syriza se presentó a las elecciones, como la reforma del sistema electoral, la salida de Grecia de la OTAN , la retirada de las bases militares extranjeras o el regreso de los soldados griegos de las misiones militares en el exterior del país. Algunos de ellos se refieren a la violación continua de la Constitución y de los últimos vestigios formales de la democracia en Grecia. Y ligado con ello, la pérdida de la independencia nacional, que ha tomado una estricta forma institucional tras el último «Memorándum» impuesto por la Troika FMI-UE-BCE. Pérdida de independencia que amenaza incluso a derechos soberanos y a la integridad territorial de Grecia, como está ocurriendo con la venta sistemática de pequeñas islas a empresas y multimillonarios extranjeros.Grecia y de hecho toda la región del sudeste del Mediterráneo se encuentran en medio de una tormenta económica, política y geopolítica. Las contradicciones entre el FMI y la UE (es decir, en sustancia entre Washington y Berlín, pero también de los países más poderosos de la UE entre sí) sobre la gestión de la crisis en los países del sur de Europa, y sus implicaciones para la banca y el sistema financiero europeo, están en pleno desarrollo. La esencia de la confrontación no es si la carga de la crisis se repercute sobre la gente o no. Esto, obligar a los pueblos a vivir en la miseria, es el único punto de acuerdo entre los distintos centros de poder imperialista. La cuestión fundamental de la contradicción entre ellos es cómo van a hacer que otras potencias carguen también con una parte de la factura de la crisis. A este respecto, el que uno de los lados cargue con una mayor factura puede ser considerado como un beneficio para los otros. Motivados por los antagonismos económicos, la política vuelve a estar en primera línea. No se trata simplemente de los «mercados» y los gigantes bancarios que imponen sus medidas. El control político de los países, en un contexto de antagonismos y reordenamientos geopolíticos, adquiere una importancia especial en la planificación del campo enemigo. «La pérdida de la independencia nacional ha tomado una estricta forma institucional tras el Memorándum» Junto a la imposición de la reestructuración económica, y al lado de los experimentos llevados a cabo para poner a prueba los límites de resistencia de un pueblo a las «terapias» de shock neoliberales, lo que también se imponen son políticas neocoloniales de tipo moderno. Con esto nos referimos al proceso de «entrega de las llaves» de un país (en este caso, Grecia) a fuerzas externas que buscan obtener el control total de la riqueza productiva y natural del país y de su privilegiada posición geopolítica.El intento de incluir en la Constitución griega las decisiones económicas de los funcionarios alemanes, pero también las declaraciones de Merkel de que «es imposible, que un país con una deuda pública superior al 80-90% de su PIB pueda mantener su independencia», son muy reveladores. En cuanto a Grecia se refiere, estos movimientos están relacionados con los importantes disturbios geoestratégicos en el Mediterráneo oriental y de África del Norte. La elección de los sucesivos gobiernos griegos pro-troika durante los últimos años ha reforzado la vinculación de Atenas al eje EEUU/ Israel. Lo que engendra elevados riesgos, como la probabilidad de que nuevas aventuras militares en Siria e Irán sean cada vez mayores. La vinculación cada vez más estrecha de Grecia a los planes de EEUU está llevando a Atenas a la confrontación con sus aliados y amigos tradicionales, es decir, los países y los pueblos del mundo árabe, e implica a Grecia en los antagonismos mundiales encaminados al control de los recursos petrolíferos y de sus rutas marítimas y terrestres hacia las potencias occidentales.

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